lunes, 5 de mayo de 2014

APRENDIZ DE BRUJO

Había una vez un niño que se llamaba Álvaro que tenía nueve años, pelo rojizo, ojos marrones y le gustaba vestir con ropa deportiva. Era un chico al que le entusiasmaba aprender cosas nuevas y por eso pasaba gran parte de su tiempo en la biblioteca. Un día, cuando estaba allí, descubrió un libro con tapas verdes y letras plateadas que llamó su atención; al acercarse y cogerlo vio que en él ponía: MAGIA. Cuando lo abrió se sorprendió mucho y descubrió que sus hojas estaban en blanco, ¡No había nada escrito!

Álvaro decidió contárselo a sus amigos Marcos, Gracia y Ana. Al decírselo, los chicos empezaron a comentar:

-¡Guau! !Qué chulada!-dijo Marcos.-

-¿Dices que el libro estaba en blanco?-preguntó Ana.

-A ver,chicos, no seáis tontos, eso es imposible.-afirmó Gracia, el cerebrito del grupo.

Pero Álvaro que lo tenía en su mochila, lo sacó y dijo:

-¡Aquí está!, toma.

Gracia lo abrió y se quedó con la boca abierta:

-¡Es cierto! Siento mucho haber dudado de ti.

Pero lo que los niños no esperaban era que cuando Álvaro lo cogió de nuevo, escucharon una voz

grave que decía:

-¡Álvaro Costa García!, has sido elegido para ser aprendiz de brujo, pero tendrás que superar dos retos.

Los niños no podían creérselo ¡Un libro que hablaba!.

-Pero, ¿Cuáles son esos retos?- preguntó Ana..

- En unos deberás mostrar tu valor consiguiendo una pluma de un fénix y en otro tu capacidad para cambiar la actitud de una persona , y todo ello sin usar la magia.

Aquella noche, los niños no pudieron dormir; pero a la mañana siguiente, se pusieron en marcha para superar los retos . Prepararon bocadillos y fueron al bosque, allí escucharon un graznido que los sobresaltó, entonces siguieron el ruido y vieron a un fénix de color blanco que llevaba comida a sus crías.

Sigilosamente, treparon hasta el nido y cogieron una de sus plumas. De pronto, el fénix llegó graznando, moviendo sus grandes alas con intención de atacar a los niños.

Los chicos saltaron y con la pluma de fénix en la mano huyeron de allí, perseguidos por el ave, finalmente se escondieron debajo de un puente. Así, consiguieron que el fénix no los encontraran.

Álvaro sacó su libro y dijo:

-Primera prueba...¡Superada!.

Los niños volvieron a casa y Gracia anunció:

-El libro dice que mañana nos formularán el segundo reto.

A la mañana siguiente, los niños estaban esperando a ver cuál era su segunda prueba.

Entonces, en el recreo conocieron a un chico solitario, muy tímido, triste y apartado de los demás niños.

Marcos pensó que era la segunda prueba y lo habló con sus compañeros; éstos le dieron la razón.

Sus amigos se dieron cuenta de que Álvaro no quería ayudarle porque fuese un reto, si no porque él quería ayudar al chico de corazón y le daba mucha pena por todo lo que estaba pasando.

Ellos consiguieron que el niño fuera más alegre y amigable con los demás. En casa de Ana, el libro habló con ellos y les explicó:

-No sé si todos pasáis la prueba, veréis, lo que quería yo es descubrir al auténtico mago.

El verdadero mago es el que tiene valor y es capaz, de compadecerse de las personas necesitadas y de ayudarlas.

Aunque todos habéis superado las pruebas, el que las ha hecho por valentía y bondad ha sido... ¡Álvaro!

De pronto apareció un diploma y un gorro puntiagudo morado.

-Libro, pienso que deberías darles otra oportunidad- opinó Álvaro.

El libro mágico lo meditó durante unos segundos y dijo:

-Creo que vosotros también os merecéis algo,así que...¡seréis sus ayudantes!

-¡Gracias!-dijeron a coro.

A partir de ese momento, la Pandilla vivió emocionantes aventuras, que muy pronto... ¡desvelaremos!